sábado, 19 de julio de 2008
NO ENCUENTRO LA PÁG........
Pués eso mismo, si se nos ocurriese poner en el buscador de google, la frase " no encuentro la página de los cojones" y diésemos al apartado de voy a tener suerte, que está situado debajo de donde pones la frase, nos aparacerá unas instrucciones bastante curiosas y graciosillas.Si no teneis nada mejor que buscar y quereis reiros un rato, os lo aconsejo.
miércoles, 9 de julio de 2008
UN DÍA CUALQUIERA DE UNA CERECERA CUALQUIERA
- Vaaamos, vete levantando, que ya sa ío tu padre a por el coche !!!
Esos son los buenos días que oyes muchos días en cerecera. No sentaría tan mal si no hubieras salío un ratino la noche anterior. Vas al servicio y te lavas algo el careto pa que tu madre no te vea esos ojones que tienes y no te diga "vaya careto, como nos viniéramos antes". Aunque tengas ganas de cagar ni cagas porque sabes que tu padre está a punto de llegar y como llegue y no estés listo es la primera riña del día.
Bajas pabajo, te asomas a la puerta y notas que jadi una rasca de mieu, y te cascas la chaqueta de invierno. Llega tu padre y namás que te ve, dice "hará falta arroparse tanto, es que estás siempre como engurdío".
Pasas de él y te montas atrás en el coche, to atrenguadao porque no están los ojones como pa conducir. Arranca ya tu padre y jincas la cabeza contra la ventana, mientras vas por la carretera se va muy bien pero con na que entras a un carril la cagamos, te empiezas a dar cabezazos con la ventana. Los cajones que has cargao el día de antes se te caen encima por no engancharlos bien, oyes a tu madre decir "mira ver si se va caer la cesta de la comía". Estás tú como pa pensar en la cesta de la comía.
Por fin llegamos al cacho. Namás que sales del coche notas el biruji que hace y te dice tu padre "vete a por las escaleras y ponte en ese California que tiene mu pocas". Agarras las escaleras y las putas están helás del frío que hace. Llegas al cerezo, miras parriba y ves cuatro en ca rama. Venga mover escaleras pacá, pallá y encima cuando bajas de las escaleras ves que en la rama que había cuatro te has dejao dos y otra vez parriba.
Así, escalera arriba, escalera abajo va llegando la hora de comer un bocao pan, pero na, llega la hora y ni pan ni na, te cascas un Actimel que dicen que es mu bueno porque tiene 1000000 de elecaseiinmunitas, que a saberse qué rayos es eso, pero que están mu buenos. Ya "con el estómago lleno" y las fuerzas recuperás te decides a subirte al California. Pa na, pa dar vueltas con el campanillo colgao, saltando de rama en rama como un mono.
Por fin se acaba el cerezo y te dice tu padre, "vete aquel del rincón que tiene muchas, pero tira algunas que están mu rajás" y piensas "cagüen diez, por lo menos el otro las tenía buenas y gordas". Llegas y miras al cerezo, malejino fregao, entre menúas y que tienen una sonrisa de oreja a oreja… na, que estamos peor que en el primer cerezo.
Te pones a coger y a mirarlas en la mano y piensas "va, esto vale to pa los cajones blancos", total lo que cuenta es llenar la cesta. Llenas la cesta y la llevas al tendal y na más que la echas ya empieza madre a reguñir, "pu están poco malas, es que tú no tiras ni una al suelo. Claro, pa que las quite en el tendal la criada", y sólo se te ocurre decir, "ooo, ves al cerezo verás to las que he tirao". Menos mal que no van nunca porque en el suelo las únicas que están son las que san escurrío entre los deos.
Te vas otra vez pal cerezo y ya está allí tu padre que ha estao acabando dos o tres cerezos chicos de Navalinda que habían queao rabujeras, y ya por lo menos tienes algo de conversación y se pasa mejor el rato. Hablas del Madrid, que si Beckham se va, que si el Barsa vende a Eto´o, de Rafa Nadal, de Fernando Alonso, hasta que llegas al tema que no quieres llegar, "pu lo puso guapo anoche el tiempo pal fin de semana". Y tú pa tranquilizar algo a tu padre le dices, "que no llueve, que la borrasca se va parriba", pero en el fondo sabes que el cabrón de Maldonado no se suele equivocar.
Decides quearte callao porque el tema del tiempo mejor ni mentarlo, te pones a pensar que la mañana se está haciendo mu larga. Con esto de que los cerezos tienen cuatro y están toas rajás no hace falta llevarlas a la cooperativa por la mañana, que quieras que no, cuando vas una pizquina a la cooperativa se te pasa un ratino algo distinto.
Por fin llega la hora de comer. Menos mal, porque están las tripas pidiendo limosna porque con la pizca el Actimel y las diez cerezas California rajás que tas comío por no tirarlas, lo único que te va a entrar es alguna cagalera.
Te pones a comer deprisa pa echarte un ratino la siesta cuanto antes, que ese ratino rejunde bien poquito. Te vas al coche, pones una chaqueta de almohada, otra pa que no te moleste el freno de mano y te duermes. Te despiertas al ratino porque por una pizca huequino se está jincando el cabrón del sol. Mueves una pizquina el coche y te queas cravao otra vez y ya hasta las tres, porque no te pues quear mucho más ya que el cabrón de Maldonado lo ha puesto malo pal fin de semana y hay que aprovechar y coger aunque estén algo tenientes.
Te levantas de siesta con más sueñarro que cuando te levantaste por la mañana, y otra vez manos a la obra. Llegas al tendal y todavía anda tu madre desperezándose, pero padre ya está en el cerezo de las rajaonas. Namás que llegas ya te dice tu padre, "uno poco de sueño arrastras toa la campaña, como no salieras toas las noches", pero como todavía estás medio adormilao pues haces oídos sordos y te queas callao un rato a ver si se despeja uno.
Ya algo despejao empieza uno a cascar algo, "pues habrá que mirar a ver si vemos algún gitano esta tarde que ya hay tres cajas de rajás". Y dice tu padre, "sí, y véndeselas como mínimo a tres euros que siempre te dejas engañar, tú tienes que ser más gitano que ellos".
Ya que está uno despejaíto se va pasando la tarde bastante bien, hasta que te empiezan a entrar unos retorcijones de miedo. Claro, como por la mañana no dio tiempo ni a ir al water porque padre estaba a punto de llegar, pues tarde o temprano tenía que salir. Total, que vas al coche a por el papel cular y na más cogerlo ya te das cuenta que con eso no vas a tener bastante. Le dices a tu madre que si no hay más papel cular y dice la mujer que se la olvidao cogerlo por la mañana.
Total, que entrando en el cacho del vecino ya vas pensando que a lo mejor la última pasada la tienes que dar con una piedra o unas hojas de cerezo, que lo hacen bien bueno. Menos mal que el pino plantao no ha dejao muchos restos y apurando apurando tiene uno bastante.
Ya con el estómago asentao vuelves a saltar a tu huerto y te das cuenta que ya se acerca la hora de pesar tos los cajoncinos que hay de to el día. Vas a coger otra cestina y ya dice tu padre, vete pesando sino, que ahora voy yo pa ayudarte a cargar. Te pones a pesar deprisa, quitas tres , echas cuatro, pones redes, y cuando vas a poner las pegatinas que salen del cajero que han puesto en la coope, llega tu padre y dice que las pone él.
Se pone a ponerlas y te das cuenta que en vez de las de la Pedrosa está cascando las de la Solana, y ya empieza la guerra de las siete. Le digo "que esas no son, ya la estás liando", y dice él, "eso no pasa na, mientras que ponga California 2, que más da". Te pones a pegar tu las de Navalinda y los dos o tres que se han hecho de Mollares de dos ramas que quedaban rabujeras.
Y por fin a cargar. Esa es la otra guerra, que si California 2 de primera, segunda, extra, súper extra, oro; Navalinda y Mollares, menos mal que sólo son 3 de primera. Por fin acabamos de cargar, te metes en el coche, y mientras te estás poniendo el cinturón oyes a tu padre que se está cagando en to los jerseys y chaquetas que hay en su asiento, "cagüen dies, cuánto frío pasaréis, si esto parece un mercadillo". Y ahora sí, por fin tu padre gana la pelea a los jerseys, se sienta y a casita.
Aunque todavía no acaba el día porque camino a casa vas pensando en la cola que va a haber en la cooperativa, que llegará hasta la fragua. Pero eso requiere un artículo aparte porque es como otra jornada.
(Lo encontré en una página de un Piornalego, es algo largo, pero lo ha clavao el tío)
Esos son los buenos días que oyes muchos días en cerecera. No sentaría tan mal si no hubieras salío un ratino la noche anterior. Vas al servicio y te lavas algo el careto pa que tu madre no te vea esos ojones que tienes y no te diga "vaya careto, como nos viniéramos antes". Aunque tengas ganas de cagar ni cagas porque sabes que tu padre está a punto de llegar y como llegue y no estés listo es la primera riña del día.
Bajas pabajo, te asomas a la puerta y notas que jadi una rasca de mieu, y te cascas la chaqueta de invierno. Llega tu padre y namás que te ve, dice "hará falta arroparse tanto, es que estás siempre como engurdío".
Pasas de él y te montas atrás en el coche, to atrenguadao porque no están los ojones como pa conducir. Arranca ya tu padre y jincas la cabeza contra la ventana, mientras vas por la carretera se va muy bien pero con na que entras a un carril la cagamos, te empiezas a dar cabezazos con la ventana. Los cajones que has cargao el día de antes se te caen encima por no engancharlos bien, oyes a tu madre decir "mira ver si se va caer la cesta de la comía". Estás tú como pa pensar en la cesta de la comía.
Por fin llegamos al cacho. Namás que sales del coche notas el biruji que hace y te dice tu padre "vete a por las escaleras y ponte en ese California que tiene mu pocas". Agarras las escaleras y las putas están helás del frío que hace. Llegas al cerezo, miras parriba y ves cuatro en ca rama. Venga mover escaleras pacá, pallá y encima cuando bajas de las escaleras ves que en la rama que había cuatro te has dejao dos y otra vez parriba.
Así, escalera arriba, escalera abajo va llegando la hora de comer un bocao pan, pero na, llega la hora y ni pan ni na, te cascas un Actimel que dicen que es mu bueno porque tiene 1000000 de elecaseiinmunitas, que a saberse qué rayos es eso, pero que están mu buenos. Ya "con el estómago lleno" y las fuerzas recuperás te decides a subirte al California. Pa na, pa dar vueltas con el campanillo colgao, saltando de rama en rama como un mono.
Por fin se acaba el cerezo y te dice tu padre, "vete aquel del rincón que tiene muchas, pero tira algunas que están mu rajás" y piensas "cagüen diez, por lo menos el otro las tenía buenas y gordas". Llegas y miras al cerezo, malejino fregao, entre menúas y que tienen una sonrisa de oreja a oreja… na, que estamos peor que en el primer cerezo.
Te pones a coger y a mirarlas en la mano y piensas "va, esto vale to pa los cajones blancos", total lo que cuenta es llenar la cesta. Llenas la cesta y la llevas al tendal y na más que la echas ya empieza madre a reguñir, "pu están poco malas, es que tú no tiras ni una al suelo. Claro, pa que las quite en el tendal la criada", y sólo se te ocurre decir, "ooo, ves al cerezo verás to las que he tirao". Menos mal que no van nunca porque en el suelo las únicas que están son las que san escurrío entre los deos.
Te vas otra vez pal cerezo y ya está allí tu padre que ha estao acabando dos o tres cerezos chicos de Navalinda que habían queao rabujeras, y ya por lo menos tienes algo de conversación y se pasa mejor el rato. Hablas del Madrid, que si Beckham se va, que si el Barsa vende a Eto´o, de Rafa Nadal, de Fernando Alonso, hasta que llegas al tema que no quieres llegar, "pu lo puso guapo anoche el tiempo pal fin de semana". Y tú pa tranquilizar algo a tu padre le dices, "que no llueve, que la borrasca se va parriba", pero en el fondo sabes que el cabrón de Maldonado no se suele equivocar.
Decides quearte callao porque el tema del tiempo mejor ni mentarlo, te pones a pensar que la mañana se está haciendo mu larga. Con esto de que los cerezos tienen cuatro y están toas rajás no hace falta llevarlas a la cooperativa por la mañana, que quieras que no, cuando vas una pizquina a la cooperativa se te pasa un ratino algo distinto.
Por fin llega la hora de comer. Menos mal, porque están las tripas pidiendo limosna porque con la pizca el Actimel y las diez cerezas California rajás que tas comío por no tirarlas, lo único que te va a entrar es alguna cagalera.
Te pones a comer deprisa pa echarte un ratino la siesta cuanto antes, que ese ratino rejunde bien poquito. Te vas al coche, pones una chaqueta de almohada, otra pa que no te moleste el freno de mano y te duermes. Te despiertas al ratino porque por una pizca huequino se está jincando el cabrón del sol. Mueves una pizquina el coche y te queas cravao otra vez y ya hasta las tres, porque no te pues quear mucho más ya que el cabrón de Maldonado lo ha puesto malo pal fin de semana y hay que aprovechar y coger aunque estén algo tenientes.
Te levantas de siesta con más sueñarro que cuando te levantaste por la mañana, y otra vez manos a la obra. Llegas al tendal y todavía anda tu madre desperezándose, pero padre ya está en el cerezo de las rajaonas. Namás que llegas ya te dice tu padre, "uno poco de sueño arrastras toa la campaña, como no salieras toas las noches", pero como todavía estás medio adormilao pues haces oídos sordos y te queas callao un rato a ver si se despeja uno.
Ya algo despejao empieza uno a cascar algo, "pues habrá que mirar a ver si vemos algún gitano esta tarde que ya hay tres cajas de rajás". Y dice tu padre, "sí, y véndeselas como mínimo a tres euros que siempre te dejas engañar, tú tienes que ser más gitano que ellos".
Ya que está uno despejaíto se va pasando la tarde bastante bien, hasta que te empiezan a entrar unos retorcijones de miedo. Claro, como por la mañana no dio tiempo ni a ir al water porque padre estaba a punto de llegar, pues tarde o temprano tenía que salir. Total, que vas al coche a por el papel cular y na más cogerlo ya te das cuenta que con eso no vas a tener bastante. Le dices a tu madre que si no hay más papel cular y dice la mujer que se la olvidao cogerlo por la mañana.
Total, que entrando en el cacho del vecino ya vas pensando que a lo mejor la última pasada la tienes que dar con una piedra o unas hojas de cerezo, que lo hacen bien bueno. Menos mal que el pino plantao no ha dejao muchos restos y apurando apurando tiene uno bastante.
Ya con el estómago asentao vuelves a saltar a tu huerto y te das cuenta que ya se acerca la hora de pesar tos los cajoncinos que hay de to el día. Vas a coger otra cestina y ya dice tu padre, vete pesando sino, que ahora voy yo pa ayudarte a cargar. Te pones a pesar deprisa, quitas tres , echas cuatro, pones redes, y cuando vas a poner las pegatinas que salen del cajero que han puesto en la coope, llega tu padre y dice que las pone él.
Se pone a ponerlas y te das cuenta que en vez de las de la Pedrosa está cascando las de la Solana, y ya empieza la guerra de las siete. Le digo "que esas no son, ya la estás liando", y dice él, "eso no pasa na, mientras que ponga California 2, que más da". Te pones a pegar tu las de Navalinda y los dos o tres que se han hecho de Mollares de dos ramas que quedaban rabujeras.
Y por fin a cargar. Esa es la otra guerra, que si California 2 de primera, segunda, extra, súper extra, oro; Navalinda y Mollares, menos mal que sólo son 3 de primera. Por fin acabamos de cargar, te metes en el coche, y mientras te estás poniendo el cinturón oyes a tu padre que se está cagando en to los jerseys y chaquetas que hay en su asiento, "cagüen dies, cuánto frío pasaréis, si esto parece un mercadillo". Y ahora sí, por fin tu padre gana la pelea a los jerseys, se sienta y a casita.
Aunque todavía no acaba el día porque camino a casa vas pensando en la cola que va a haber en la cooperativa, que llegará hasta la fragua. Pero eso requiere un artículo aparte porque es como otra jornada.
(Lo encontré en una página de un Piornalego, es algo largo, pero lo ha clavao el tío)
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